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Visión de país

 

Visión de papel y de retórica

Si usted visita el sitio de internet de cualquier partido o dirigente político, le aseguro que va a encontrar una inmensa «sopa de palabras» y promesas que describen la visión y el plan de país que ellos prometen implementar una vez que lleguen al poder.

A ese disco rayado, desafortunadamente, los políticos le han sacado mucho provecho. Todo bien premeditado y con un solo propósito: tratar de pescar votos. Pero, detrás de esas indefinidas promesas, se encuentra una triste realidad. Esa famosa visión de país se quedó en donde nació: en un pedazo de papel y en la retórica de los demagógicos dirigentes políticos.

Por otro lado, la historia se repite. Seguimos siendo un país del tercer mundo, seguimos siendo un país con un gran número de personas que viven en la pobreza extrema, seguimos siendo un país profundamente corrupto, seguimos siendo un país inseguro, seguimos siendo un país que solo produce fracasos y penurias, y ahora somos un país en total ruina y anarquía.

Ahora bien, antes de entrar de lleno en el tema, lo primero que deberíamos preguntarnos es: ¿quiénes somos?, ¿cuál es nuestro propósito en esta vida?, ¿cómo queremos ser recordados o vistos?

La razón de esas tres preguntas es que solo nosotros, los venezolanos, somos los que tenemos el control de crear un país acorde a nuestras propias ambiciones y aspiraciones. Nuestro futuro y la Venezuela en donde queremos vivir dependen de nosotros.

 

Mi visión de país

Mi visión de país es vivir en una Venezuela verdaderamente libre, próspera y democrática, en donde sus ciudadanos puedan convivir en paz y armonía. Un país donde celebremos las libertades colectivas e individuales.

Sueño con una Venezuela con una economía mixta de mercado, donde se garantice la propiedad privada y donde las personas y empresas tengan la libertad de mover sus recursos dentro y fuera del país.

Yo sueño con un país donde el crimen, la malversación de fondos, la codicia, la ineficiencia y la corrupción sean reemplazados por la justicia social y económica, por la fuerte inversión extranjera, por el trabajo digno y decente, por la prosperidad y por el orgullo nacional.

Yo sueño con una Venezuela altamente educada que produzca sus propios conocimientos. Con una Venezuela donde nuestros hombres y mujeres devenguen sueldos competitivos y que, al final de su larga trayectoria laboral, tengan la oportunidad de jubilarse, recibir su pensión y vivir el resto de sus días cómodamente y con dignidad.

Sueño con una Venezuela donde sus ciudadanos respeten y estén orgullosos del sistema político; donde un político sea reflejo de orgullo, confianza, honestidad, integridad y capacitación. Sueño con un sistema político sin ningún tipo de manipulación ni distracciones ideológicas, sin ideologías de derecha, izquierda o de tendencia militar, sino uno cuyo enfoque sea sembrar la prosperidad el bienestar y la paz dentro y fuera de sus fronteras.

Sueño con una Venezuela de gente respetuosa, donde se valore el aporte de los trabajadores de la tercera edad y que sean ellos los que guíen y le pasen la batuta a la nueva generación laboral.

Sueño con un país donde no solo se respete el derecho de los niños, sino también se invierta en su educación para que desarrollen su autoestima desde temprana edad, y así comencemos a formar a nuestros líderes del mañana.

Sueño con un país donde se valore la riqueza obtenida por medio del trabajo honesto, pero donde también que se valore, aún más, la familia, la ética y el honor.

Sueño con un país con entidades gubernamentales autónomas, donde las decisiones importantes para resolver los problemas sociales se tomen a nivel local y se deje a un lado el centralismo.

Sueño con una Venezuela que sea reconocida por sus avanzados y sofisticados sectores primario, secundario y terciario. Y no un país que solo produce petróleo y cuyos recursos están administrados por mafiosos, criminales y corruptos.

Sueño con un país que atraiga inversiones extranjeras y no un país que atraiga a oportunistas inescrupulosos cuyo único propósito sea aliarse con nuestros líderes políticos para defraudar y robarse nuestros recursos.

Sueño con una Venezuela donde se use parte de los recursos provenientes de la renta petrolera para invertir en lo que llamo «las tres innovaciones». Estas son:

  1. La innovación en la industria manufacturera para lograr la ventaja competitiva a través de la producción masiva y sostenible.

  2. La innovación turística para poder llegar a las masas y promover nuestra cultura y todo lo que Venezuela puede ofrecer.

  3. La innovación agrícola con capacidad de satisfacer nuestro mercado, y así recuperar nuestra seguridad alimentaria y también poder exportar a otros países.

 

Todo esto se traduce en mayores ingresos de divisas y en la independencia de los hidrocarburos.

Sueño con una Venezuela con una industria minera y petrolera bien administrada y dirigida; con modernos y avanzados procesos operativos que le permita un crecimiento sostenible y rentable; con empresas con un personal capacitado que recompensen a sus empleados por el trabajo bien hecho. Sueño con una industria minera y petrolera que tenga bien definida su misión y visión y los objetivos claros para lograrlo. Sueño con una industria minera y petrolera que no sea propiedad de sus administradores o de los políticos, sino de todos los venezolanos.

Sueño con una Fuerza Armada bien remunerada, entrenada y equipada; que ejerza sus obligaciones dentro de un marco de control civil y democrático. También, es de igual importancia crear un sistema político, social y económico estable del que ellos puedan formar parte. En otras palabras, no podemos crear un país en total anarquía y poner nuestra Fuerza Armada en el medio para que solucione todos nuestros problemas.

Por último, sueño con una Venezuela con una economía gigante y pujante; una Venezuela de oportunidades, para que ningún niño venezolano se vaya a la cama con hambre.

No va a ser fácil, pero, con una visión clara de hacia dónde vamos y con mucha determinación para derrotar todo tipo de resistencia al progreso, estoy más que seguro de que lo vamos a lograr.

Además, los venezolanos están hechos de una fibra diferente. El venezolano nació para ser exitoso, y exitosos vamos a hacer; y esa es una promesa que hago desde mi corazón. Dios bendiga a mi país.

Mi más sincero y profundo agradecimiento a todos mis lectores.

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