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Sentido Común Significa

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La política y yo

¿Por qué escogí la política como profesión?

La respuesta es tan simple como lo es la pregunta. Desde que era jovencito, los mismos problemas sociales de los que mi familia, vecinos y amigos constantemente se quejaban, 47 años después, todavía existen.

Es más, las cosas han empeorado a tal grado que ya mi gente ni siquiera trabaja para poder mantener un estándar de vida básico, sino que están haciendo todo lo posible para conseguir los recursos necesarios y no morir de hambre.

En Venezuela, mi gente está sobreviviendo sin vivir

Además, mientras, en otros países están en proceso de mejorar los motores de su economía a través de la innovación y nuevas tecnologías o de optimizar los procesos industriales.

Los políticos en Venezuela no solo han creado una de las peores economías del mundo, sino también una pobreza generalizada, una violencia normalizada y una desigualdad social descontrolada. Estamos ante un nuevo mapa de pobreza y caos nunca visto en nuestro país.

Por ejemplo, por un lado, Venezuela es uno de los países con las mayores reservas petroleras del mundo y, por el otro, por falta de agua potable, electricidad y vacunas, enfermedades contagiosas que habían sido erradicadas –como la difteria y el sarampión– y virus –como el dengue, chikungunya y zika– han reaparecido. A eso le sumamos la gran ineficiencia del Gobierno para combatir el COVID-19, virus que ha enfermado y causado la muerte a miles de venezolanos, incluyendo a muchos de mis amigos.

Lo más triste es que nadie ha adoptado medidas inmediatas para subsanar o corregir este grave problema. De igual manera es la implementación de programas de supervivencia, a través de los cuales la gente tenga acceso a un sistema básico de alimentación y de salud sostenible en el tiempo.

Como resultado, mi país, Venezuela, antes exportaba petróleo, y ahora exporta nuestro capital humano, debido a la inmigración forzosa de millones de venezolanos que claman por una mano amiga que los ayude a aliviar un poco esta triste y penosa tragedia.

Siempre lo he dicho, en la política hay que hacer lo que es correcto y no lo que es fácil. Por lo general, hacer lo correcto es difícil, y esa es la razón por la cual los políticos siempre han fracasado.

Al fin y al cabo, no importa quién esté en el Gobierno o quién asuma el rol de la oposición. Los dos lados siempre han sido ineficientes y sumamente corruptos. Los gobiernos de turno siempre han fracasado, y por el otro lado, tienes a una oposición con la misma monótona y repetitiva retórica. Se autodenominan los «gladiadores» de la democracia y fervientes luchadores en contra de la corrupción; y una vez que la gente vuelve a «morder el azuelo» y los eligen, nada cambia. El estatismo y el continuismo se convierten en prioridad. Mientras, la pobreza y el reciclaje del mal talento político comienzan su nuevo ciclo.

Esa ha sido la turbulenta y triste tragedia de la política en Venezuela. Los políticos de Venezuela nunca han hecho un trabajo encomiable. De hecho, cada vez que leo los desgarradores testimonios de mi gente, respiro profundamente, miro hacia el cielo y me hago la misma pregunta: en un mundo dinámico, cada vez más competitivo, complicado y en constante evolución, en un mundo que sigue avanzando y no espera por nadie, ¿cómo mi país va a lograr esa transformación que toda mi vida he deseado con los mismos «dinosaurios» de siempre en el poder?

Mi propuesta

A veces, problemas complejos requieren una solución simple. Lo que propongo y lo que mi país necesita es un gobierno mixto, conformado por profesionales de ramas diferentes a la política y por políticos de vocación y no necesariamente de profesión. Políticos que no solo recorran el país en tiempos de campaña electoral, sino que visiten regularmente a las personas que los eligieron para sus cargos públicos y los ayuden a subsanar sus problemas. Políticos que escuchen con seriedad, respeto, paciencia y empatía los problemas de la vida real de los venezolanos. Políticos que entiendan que los problemas sociales existen para solucionarlos y no para profundizarlos. Políticos creativos, capaces de generar nuevas ideas y soluciones prácticas para solventar problemas complejos.

Venezuela necesita líderes con una nueva visión de la política. Por ejemplo, líderes que dediquen el 50 % de su tiempo a hacer política y el otro 50 % a aprender cómo funciona el mundo real fuera de la política.

Soy un fehaciente creyente de que, para que un político pueda tener éxito en su gestión pública, debe tener sus oídos y su corazón apegados a tres lugares al mismo tiempo: 1) a la política, 2) a las necesidades de los venezolanos y 3) al mundo real fuera del sistema político. En otras palabras, líderes políticos que tengan un gran sentido de sensibilidad social.

Si la nueva generación de políticos quiere recuperar la confianza y el respeto de sus ciudadanos, tienen que comprometerse a trabajar juntos con la idea de crear un nuevo paradigma de gestión pública que solucione con efectividad los problemas sociales en vez de crearlos. Ellos se tienen que convertir en la solución y no en el problema.

¿Como crear una burocracia eficiente en Venezuela?

Es simple; aparte de lo que ya he mencionado, debemos poner énfasis en tres áreas:

  1. Crear una cultura de liderazgo de servicio.

  2. Crear equipos de trabajo exitosos y de alto impacto.

  3. Aprender el arte de ejecutar las estrategias.

 

Explicaré cada una de ellas:

1) Reunir el mejor talento humano posible para crear una cultura de liderazgo de servicio. Que anteponga los derechos humanos y el bien común de los venezolanos a los intereses de los políticos para, finalmente, crear una Venezuela equitativa y equilibrada, en donde nadie quede excluido, donde el enfoque sea el bienestar y el progreso de cada familia venezolana y de nuestro país. Líderes servidores que promuevan la paz por medio del ejemplo.

2) Distinguir entre trabajar juntos y trabajar en equipo, con una visión en común, para alcanzar las metas establecidas. Una cosa es organizar un grupo de personas para que trabajen o colaboren como individuos y otra es crear un equipo para que funcione como tal, como un equipo. El equipo de trabajo con una visión en común siempre va a generar mejores resultados que la agrupación de individuos. Pero, para que esa unificación sea posible, es indispensable crear una atmósfera de trabajo en donde los errores se miren como un contratiempo y no como el fin del mundo; en donde los errores se celebren, se corrijan y se conviertan en una herramienta de aprendizaje en vez de negarlos y ocultarlos.

Es necesario un lugar donde todos los que forman parte de la organización tengan la plena libertad de hacer preguntas sin temor a ser humillados, discriminados, acosados o considerados de menos valor que el resto de sus compañeros de trabajo; donde los conflictos se resuelvan a través del diálogo y por medio de la colaboración y no por la intimidación, la fuerza, los señalamientos y los insultos.

Esa es la línea de división entre ganar y perder. Se trata de fomentar el diálogo, el conceso, la colaboración y la confianza bajo una atmósfera de trabajo saludable y productiva.

3) Debemos aprender el arte de ejecutar las estrategias para convertirlas en proyectos exitosos. Vivimos en un mundo en donde saber ejecutar las estrategias es más importante que nunca. La creación de una buena estrategia y saber cómo ejecutarla es imprescindible para el avance y progreso de cualquier organización o nación. Una estrategia o una idea sin un buen plan de ejecución es solo un deseo y no tienen ningún valor en nuestra sociedad.

Sin embargo, universidades, líderes empresariales y políticos, por nombrar algunos, ponen más énfasis en el diseño de estrategias que en la manera de ejecutarlas. Y los pocos que lo intentan escriben un «sofisticado» y enmarañado manual que los encargados del proyecto no entienden. Es sumamente difícil poder ejecutar una estrategia cuando los encargados del proyecto no conocen o no entienden el propósito del proyecto.

Un buen plan de ejecución de estrategias va más allá de un simple proceso administrativo, como planear, organizar, dirigir y controlar. Aparte de esto, también requiere un alto nivel de comunicación, con metas claras y bien definidas y un seguimiento riguroso y sistemático del plan de ejecución. También requiere establecer un sistema de compensación laboral y otros tipos de incentivos para los encargados del proyecto. Asimismo, es necesario saber la diferencia entre lo que es urgente y lo que es importante. Por lo general, la mayoría de nosotros estamos programados para darle prioridad a lo que es urgente y no ponemos suficiente énfasis en las áreas de importancia del proyecto para que este continúe avanzando.

Ahora, muchos de ustedes se preguntarán: «¿Cuál es la importancia o cómo se beneficia un gobierno y un país de un buen plan de ejecución de estrategias?». Cuando un gobierno se especializa en la ejecución de estrategias, obtiene una ventaja competitiva. Para aquellos que no están familiarizados con el concepto, una ventaja competitiva es simplemente lo que un país puede hacer mejor que los demás países. En otras palabras, es lo que nos distingue, positivamente, de otros países.

En resumen, los beneficios de saber ejecutar las estrategias son muchos. Por ejemplo, ayuda a aumentar los ingresos tanto del Gobierno como de las familias venezolanas; incentiva el desarrollo de nuevos productos y servicios y la mejora de su distribución; genera credibilidad y confianza dentro y fuera de nuestro territorio; fortalece el clima de inversión, tanto nacional como extranjera; genera estabilidad política y económica y evita el deterioro del mercado laboral y del nivel de vida de nuestros ciudadanos.

En fin, saber ejecutar todas las metas que nos proponemos es parte de una excelente gobernanza y gestión pública, y lo que finalmente va a trasformar a nuestro país en unos de los mejores de Latinoamérica.

Para concluir, una de las razones del largo expediente del fracaso político en Venezuela es que, aparte de la profunda corrupción que siempre ha existido en nuestro país, los políticos no tienen la menor idea de cómo gestionar y culminar un proyecto con éxito.

Les fascina hablar de estrategias y de los problemas de los venezolanos, pero nadie toma decisiones contundentes para cumplir con las cantidades de promesas que hacen en tiempos de campaña electoral.

Los políticos les «llenan los oídos» a los venezolanos con frases como «Este Gobierno tiene que cambiar», pero ninguno habla de cambiar ellos mismos. A la hora de hacer críticas, todos necesitan mejorar, excepto ellos.

Por esa razón incursioné en la política. Los problemas sociales no se politizan, se resuelven.

Mi más sincero y profundo agradecimiento a todos mis lectores.

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